El cambio de hora me afectó de peculiar manera, me explico.
Mis hijos, o mejor dicho, el cuerpo de mis hijos no podían entender porque irnos a la cama tan pronto (son las 21'30 NOOOOO para sus cuerpecitos eran las 20'30).
Cené a intervalos, acosté a Miguel como 5 veces, Emma parecía el muñequito de Duracel, joer como se mueve, que velocidad y que pulmones.
lunes, 26 de marzo de 2007
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